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Hamburguesa y champán, un matrimonio feliz

Miguel Lorenci

 

Juan Ruiz, el sumiller que se hizo ‘hamburguermaster’ para casar el plato más popular con los caldos más exquisitos.

Juan Ruiz es un laureado sumiller que se hizo ‘hamburguermaster’ para casar el plato más popular del mundo con los caldos más exquisitos. «Creí que se podría democratizar la alta gastronomía y el vino y que me podría divertir» dice. Y lo ha logrado, como constataron los cincuenta afortunados que degustaron en The Wine Edition de Madrid Fusión Alimentos de España una de sus hamburguesas de autor regada con el mejor champán francés, vino rosado de Cádiz y un selecto amontillado de Jerez.

«Me divertía estar en la vorágine de los grandes restaurantes», dice este genio del vino nacido en Rota en 1981, que estuvo once años con Ángel León en ‘Aponiente’ y que cambió una vida frenética y exigente por otro ritmo más pausado. Y eso que todos le decían que era «un sinsentido» dejar un tres estrellas Michelin para montarse una hamburguesería en su pueblo y al margen del circuito, por muy de autor que fuera. «Pero acabé dándole sentido al sinsentido», se ufana el creador de Little John Burger, que se llama así porque a él le dicen Juanito.

Quería que sus clientes disfruten sin complejos de la carne y del vino, «pero sin hablar de fermentaciones ni palabra raras». «Queremos acercar el vino al cliente de forma fácil, quitarle el traje de chaqueta que le tiene tan encorsetado y del que parece que no puede salir. Si consigo que alguien descubra un un amontillado degustándolo con una hamburguesa, he triunfado», dice orgulloso.

«Abrimos hace un año y no diré que Little John Burger, se ha consolidado, pero parece que le gusta a la gente más de lo que yo creo. Estamos en un momento dulce», reconoce Ruiz tras muchas incertidumbres y muy contento de «haber salido de mi zona de confort y haber sacado a mis clientes de la suya»

«Degustar buen vino en una hamburguesería es posible y nuestro reto es pasar del ‘fast food’ al ‘fast good’», dice Ruiz muy contento por de su ‘burger’ situado en su Rota natal. «No huele a hamburguesería: huele al tomate frito de mi madre, al pisto de mi abuela y a las verduras frescas que llegan de Conil. Además hay energía y risas», se felicita.

Como enólogo, sabía que su carta de vinos sería mirada con lupa, y así ocurre con una clientela a la que pide que vaya «con la mente abierta». «Muchos me confirman que es la primera hamburguesa que se comen en su vida y que lo hacen por mí, y ser el primero en servírsela me encanta. Pero también hay hamburgueseros que no se habían tomado nunca una copa de champán o no sabían que es un borgoña y lo descubren allí».

En Madrid Fusión ofreció Ruiz a sus cincuenta comensales la hamburguesa ‘Litlle John’ que se inspira en un ‘steak tartar’. La acompañó con champán Louise Roederer, uno de los mejores de Francia, con un vino gaditano ForLong rosado, de uva tintilla de Rota, y un apreciado vino amontillado de Jerez de las bodegas Williams & Humbert.

Señalado como el mejor sumiller de España y de Europa en varias ocasiones, ahora contribuye a poner en lo más alto de la gastronomía los vinos que domina, y demostrando que, lejos de ser una locura, el matrimonio entre el champán y la hamburguesa no solo existe, sino que puede ser feliz.

Mira Ruiz al futuro confiado y no descarta ver su modelo de negocio en otras ciudades. «Mi límite está en que se disfrute. No quiero que este sueño se convierta en una pesadilla de Juanito. Si montarlo en Madrid, Valencia, Barcelona o Londres, supone divertirme, pues ahí estaremos», concluye. Reitera que su compromiso es «conmigo y con y con mi clientes» y que puede ni quiere «desconectarme de ellos».

 

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